La defensa de los Encuentros Nacionales de Mujeres
Unas 15.000 mujeres asistieron al XXIV Encuentro Nacional de Mujeres, donde funcionaron unos 180 talleres con 55 temáticas diferentes. En cada taller, luchadoras de todo el país se pronunciaron unánimemente en apoyo a las trabajadoras de Terrabusi, presentes en las Comisiones de Mujer y Trabajo. Las Feministas en Resistencia de Honduras fueron parte de un encuentro en el que decenas de talleres expresaron el repudio al golpe de Estado y a la represión que la dictadura desata sobre el pueblo hondureño y sus mujeres, en particular. Las trabajadoras autoconvocadas de la salud de Tucumán, en huelga indefinida, se integraron a los talleres de Salud, donde denunciaron la política privatista de Alperovich. Compartieron los debates con decenas de trabajadoras de la salud de Bahía Blanca, Buenos Aires, Santa Fe, Salta y otras provincias, donde también hay reclamos por aumento salarial y condiciones de trabajo.
Los talleres relacionados con la lucha contra la impunidad se unificaron conformando una gran asamblea que resolvió diferentes medidas de coordinación nacional de la lucha contra la impunidad del Estado: allí estuvieron las integrantes de la comisión Contra la impunidad de Tucumán, que agrupa a más de 200 casos. Las universitarias de todo el país, con una poderosa delegación de 300 mujeres de la Fuba, intervinieron en diversos talleres –Trata, Violencia, Aborto y Anticoncepción– y llevaron a la comisión de Mujer y Cárcel una declaración que alcanzó amplia difusión. En la comisión de Comunicación se denunció a la ley kirchnerista de medios como una herramienta al servicio de nuevos monopolios, la Iglesia y la burocracia sindical. Las comisiones de Mujer y Medio Ambiente impulsaron la campaña nacional de los docentes universitarios y el movimiento estudiantil contra la aceptación de los fondos de la minera contaminante Bajo La Alumbrera. Las comisiones de Violencia y las de Trata se multiplicaron, evidenciando que estas problemáticas interesan cada vez a más mujeres.
La Iglesia ataca al ENM
Tal como advertíamos en el Boletín que el Plenario de Trabajadoras entregó de a miles a las mujeres en el Encuentro, “la Iglesia se preparó metódicamente para infiltrar el Encuentro” con miles de activistas clericales. El sábado, en el colegio La Merced, el arzobispo Luis Villalba ofició una misa “en la que estuvieron muchas de las 3.000 mujeres católicas que participan del Encuentro” (La Gaceta, 11/10). Villalba “marcó el valor de la dignidad de la mujer integral, como trabajadora, como madre y como portadora de la vida” y “exhortó a sus fieles a que sean portadoras de la verdad y de la vida durante los debates que se llevan a cabo en Tucumán”.
Tal como lo solicitó el obispo, sus feligresas se presentaron en un número mucho mayor que en los Encuentros anteriores. En la vereda de las escuelas, las custodiaban cientos de hombres del clero, apoyados por policías armados, que se dedicaron a intimidar a las integrantes del Encuentro. El operativo policial montado por Alperovich, de 2.500 efectivos en las calles, fue otra marca de la integración entre la Iglesia y el Estado: mientras que el gobernador salía en todos los medios anunciando que no contaba con fondos para cumplir con los reclamos de los trabajadores de la salud, montaba un costosísimo operativo policial que nada debe envidiarle al bussismo, con el fin de amedrentar a las mujeres y al pueblo tucumano.
“La voz del Evangelio” se expresó con frases del estilo: “Si murió en un aborto es porque eligió abortar” (talleres de Anticoncepción y Aborto), “si las violan es porque andan provocando a la madrugada” (talleres de Violencia), “no están desaparecidas: se van de su hogar porque quieren” (talleres sobre Trata de personas), “la contaminación en el planeta es por la mala educación en las familias” (Medio Ambiente); “las homosexuales son anormales y enfermas” (talleres de Lesbianismo). Lograron obturar los debates con su oscurantismo, fundamentalmente en los talleres de Aborto y anticoncepción.
Los contenidos vertidos no son exabruptos: reflejan la esencia misma de una institución que es enemiga absoluta de los derechos defendidos durante los 24 Encuentros. Y como ocurrió en todos los ENM, la cohorte clerical fue denunciada y repudiada por las mujeres de los más diferentes pensamientos. Una de las organizaciones que participan siempre del Encuentro y denuncia a la Iglesia son las “católicas por el derecho a decidir”. El Encuentro integra de forma masiva a todas las defensoras de los derechos de las mujeres y no a sus enemigas.
¿Cómo fue posible semejante acción?
Las mujeres del Encuentro nos encontramos con un Caballo de Troya. El sábado por la mañana, el PCR/CCC garantizó que la escuela Mármol, donde estaban los talleres de Aborto, abriera las puertas más temprano para que las enviadas de la jerarquía eclesiástica ocuparan las aulas más temprano y se acomodaran como coordinadoras de los talleres. Intentamos durante horas desarrollar un debate que fue impedido por el clero. Luego de esto, las expulsamos de los talleres. El domingo, un batallón de militantes del PCR rodeó la puerta del colegio formando una cadena humana de protección de las enviadas del obispo Villalba, posibilitándoles que coparan nuevamente las aulas. Las mujeres que rechazamos la presencia clerical nos convocamos en talleres sin elementos de la Iglesia. Debimos funcionar en el patio de la escuela porque el PCR formó cordones ante las aulas para impedir la expulsión de las mujeres de Villalba, reclutadas de la burguesía tucumana. Cuando terminamos de sesionar, el sector de Comisión Organizadora que responde al PCR se negó a recibir las conclusiones de los talleres autoconvocados en defensa del derecho al aborto.
El Plenario de Trabajadoras señaló en diferentes oportunidades durante este año, al movimiento de mujeres, la actitud componedora del PCR con la curia. El PCR “prepara una provocación que les permita convertir al Encuentro en una ‘multisectorial’ con la Iglesia, los partidos patronales: ahora los sojeros, antes los kirchneristas” (Prensa Obrera Nº 1.093). Un día antes del Encuentro advertimos a los sectores históricos del ENM sobre la negativa del PCR a que la marcha del Encuentro pasara, como ocurre tradicionalmente, ante la catedral. Antes, las integrantes de la Comisión Organizadora que no son del PCR debieron desbaratar una maniobra sobre un documento enviado en nombre del Encuentro en el que no mencionaban entre los reclamos de las mujeres el derecho al aborto.
En esta oportunidad, la alianza se concretó con lo más recalcitrante de la burguesía clerical tucumana. Uno de sus objetivos fue el de preservar la “mediación” del obispo Villalba en el conflicto de la salud, que se propone estrangular la lucha de los trabajadores autoconvocados. Cuando en el acto de cierre, el Plenario de Trabajadoras intervino para defender Capital como sede del próximo Encuentro, el reclamo de que nunca más debamos compartir un taller con ninguna enemiga de nuestros derechos arrancó un fuerte aplauso de más de la mitad de las presentes que habían concurrido con la CCC, lo que muestra que la estafa de ese partido se desenvuelve a espaldas de muchas de sus propias compañeras.
La defensa del ENM está en las manos de todas las que percibimos la gravedad de esta infiltración. Debemos alcanzar la más respetuosa y amplia unidad para garantizar que debatamos encuentros y divergencias en el marco de una férrea defensa de las reivindicaciones pendientes de las mujeres y de la lucha para conquistarlas.
La masiva composición de mujeres luchadoras en este Encuentro es la garantía de que esto sea posible.
Vanina Biasi
Unas 15.000 mujeres asistieron al XXIV Encuentro Nacional de Mujeres, donde funcionaron unos 180 talleres con 55 temáticas diferentes. En cada taller, luchadoras de todo el país se pronunciaron unánimemente en apoyo a las trabajadoras de Terrabusi, presentes en las Comisiones de Mujer y Trabajo. Las Feministas en Resistencia de Honduras fueron parte de un encuentro en el que decenas de talleres expresaron el repudio al golpe de Estado y a la represión que la dictadura desata sobre el pueblo hondureño y sus mujeres, en particular. Las trabajadoras autoconvocadas de la salud de Tucumán, en huelga indefinida, se integraron a los talleres de Salud, donde denunciaron la política privatista de Alperovich. Compartieron los debates con decenas de trabajadoras de la salud de Bahía Blanca, Buenos Aires, Santa Fe, Salta y otras provincias, donde también hay reclamos por aumento salarial y condiciones de trabajo.
Los talleres relacionados con la lucha contra la impunidad se unificaron conformando una gran asamblea que resolvió diferentes medidas de coordinación nacional de la lucha contra la impunidad del Estado: allí estuvieron las integrantes de la comisión Contra la impunidad de Tucumán, que agrupa a más de 200 casos. Las universitarias de todo el país, con una poderosa delegación de 300 mujeres de la Fuba, intervinieron en diversos talleres –Trata, Violencia, Aborto y Anticoncepción– y llevaron a la comisión de Mujer y Cárcel una declaración que alcanzó amplia difusión. En la comisión de Comunicación se denunció a la ley kirchnerista de medios como una herramienta al servicio de nuevos monopolios, la Iglesia y la burocracia sindical. Las comisiones de Mujer y Medio Ambiente impulsaron la campaña nacional de los docentes universitarios y el movimiento estudiantil contra la aceptación de los fondos de la minera contaminante Bajo La Alumbrera. Las comisiones de Violencia y las de Trata se multiplicaron, evidenciando que estas problemáticas interesan cada vez a más mujeres.
La Iglesia ataca al ENM
Tal como advertíamos en el Boletín que el Plenario de Trabajadoras entregó de a miles a las mujeres en el Encuentro, “la Iglesia se preparó metódicamente para infiltrar el Encuentro” con miles de activistas clericales. El sábado, en el colegio La Merced, el arzobispo Luis Villalba ofició una misa “en la que estuvieron muchas de las 3.000 mujeres católicas que participan del Encuentro” (La Gaceta, 11/10). Villalba “marcó el valor de la dignidad de la mujer integral, como trabajadora, como madre y como portadora de la vida” y “exhortó a sus fieles a que sean portadoras de la verdad y de la vida durante los debates que se llevan a cabo en Tucumán”.
Tal como lo solicitó el obispo, sus feligresas se presentaron en un número mucho mayor que en los Encuentros anteriores. En la vereda de las escuelas, las custodiaban cientos de hombres del clero, apoyados por policías armados, que se dedicaron a intimidar a las integrantes del Encuentro. El operativo policial montado por Alperovich, de 2.500 efectivos en las calles, fue otra marca de la integración entre la Iglesia y el Estado: mientras que el gobernador salía en todos los medios anunciando que no contaba con fondos para cumplir con los reclamos de los trabajadores de la salud, montaba un costosísimo operativo policial que nada debe envidiarle al bussismo, con el fin de amedrentar a las mujeres y al pueblo tucumano.
“La voz del Evangelio” se expresó con frases del estilo: “Si murió en un aborto es porque eligió abortar” (talleres de Anticoncepción y Aborto), “si las violan es porque andan provocando a la madrugada” (talleres de Violencia), “no están desaparecidas: se van de su hogar porque quieren” (talleres sobre Trata de personas), “la contaminación en el planeta es por la mala educación en las familias” (Medio Ambiente); “las homosexuales son anormales y enfermas” (talleres de Lesbianismo). Lograron obturar los debates con su oscurantismo, fundamentalmente en los talleres de Aborto y anticoncepción.
Los contenidos vertidos no son exabruptos: reflejan la esencia misma de una institución que es enemiga absoluta de los derechos defendidos durante los 24 Encuentros. Y como ocurrió en todos los ENM, la cohorte clerical fue denunciada y repudiada por las mujeres de los más diferentes pensamientos. Una de las organizaciones que participan siempre del Encuentro y denuncia a la Iglesia son las “católicas por el derecho a decidir”. El Encuentro integra de forma masiva a todas las defensoras de los derechos de las mujeres y no a sus enemigas.
¿Cómo fue posible semejante acción?
Las mujeres del Encuentro nos encontramos con un Caballo de Troya. El sábado por la mañana, el PCR/CCC garantizó que la escuela Mármol, donde estaban los talleres de Aborto, abriera las puertas más temprano para que las enviadas de la jerarquía eclesiástica ocuparan las aulas más temprano y se acomodaran como coordinadoras de los talleres. Intentamos durante horas desarrollar un debate que fue impedido por el clero. Luego de esto, las expulsamos de los talleres. El domingo, un batallón de militantes del PCR rodeó la puerta del colegio formando una cadena humana de protección de las enviadas del obispo Villalba, posibilitándoles que coparan nuevamente las aulas. Las mujeres que rechazamos la presencia clerical nos convocamos en talleres sin elementos de la Iglesia. Debimos funcionar en el patio de la escuela porque el PCR formó cordones ante las aulas para impedir la expulsión de las mujeres de Villalba, reclutadas de la burguesía tucumana. Cuando terminamos de sesionar, el sector de Comisión Organizadora que responde al PCR se negó a recibir las conclusiones de los talleres autoconvocados en defensa del derecho al aborto.
El Plenario de Trabajadoras señaló en diferentes oportunidades durante este año, al movimiento de mujeres, la actitud componedora del PCR con la curia. El PCR “prepara una provocación que les permita convertir al Encuentro en una ‘multisectorial’ con la Iglesia, los partidos patronales: ahora los sojeros, antes los kirchneristas” (Prensa Obrera Nº 1.093). Un día antes del Encuentro advertimos a los sectores históricos del ENM sobre la negativa del PCR a que la marcha del Encuentro pasara, como ocurre tradicionalmente, ante la catedral. Antes, las integrantes de la Comisión Organizadora que no son del PCR debieron desbaratar una maniobra sobre un documento enviado en nombre del Encuentro en el que no mencionaban entre los reclamos de las mujeres el derecho al aborto.
En esta oportunidad, la alianza se concretó con lo más recalcitrante de la burguesía clerical tucumana. Uno de sus objetivos fue el de preservar la “mediación” del obispo Villalba en el conflicto de la salud, que se propone estrangular la lucha de los trabajadores autoconvocados. Cuando en el acto de cierre, el Plenario de Trabajadoras intervino para defender Capital como sede del próximo Encuentro, el reclamo de que nunca más debamos compartir un taller con ninguna enemiga de nuestros derechos arrancó un fuerte aplauso de más de la mitad de las presentes que habían concurrido con la CCC, lo que muestra que la estafa de ese partido se desenvuelve a espaldas de muchas de sus propias compañeras.
La defensa del ENM está en las manos de todas las que percibimos la gravedad de esta infiltración. Debemos alcanzar la más respetuosa y amplia unidad para garantizar que debatamos encuentros y divergencias en el marco de una férrea defensa de las reivindicaciones pendientes de las mujeres y de la lucha para conquistarlas.
La masiva composición de mujeres luchadoras en este Encuentro es la garantía de que esto sea posible.
Vanina Biasi